Me rozas con tu pie frío
sobre mi pie caliente y me estremezco, como si me acariciaras con tus uñas
la espalda, como si recorrieras mi vientre con tu lengua húmeda de deseo,
caliente por besarme. Mi columna serpentea temblando y gimo, y muevo yo también
el pie buscando tu pie, y tú lo apartas jugando porque todo es un juego; el
amor es un juego y el sexo es un juego y hablarte es un juego, y disfrutamos
jugando... y siento de nuevo tus dedos aún congelados porque desnudos debajo de
las sábanas, y yo hago como que me enojo y me giro para al minuto buscarte. Tú
y yo, no necesitamos más. El amor es rozarnos con los pies bajo las sábanas.
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